El aceite esencial de picea (Tsuga canadensis) se obtiene por destilación al vapor de sus agujas y ramitas, concentrando en cada gota la pureza de los bosques norteamericanos. Su aroma es fresco, balsámico y terroso, evocando el aire limpio de montaña y la serenidad de los bosques sagrados.
En aromaterapia, la picea es apreciada por sus propiedades revitalizantes, purificadoras y calmantes. Su fragancia ayuda a aliviar la tensión, abrir la respiración y aportar equilibrio en momentos de cansancio. Se utiliza también en rituales de protección y claridad, pues su energía forestal actúa como un escudo contra la densidad emocional y favorece la fortaleza interior.
Tradicionalmente, el aceite de picea se ha empleado como aliado en el alivio de molestias musculares y articulares, así como en fórmulas naturales de cuidado del hogar, donde además de su frescura aporta un poder purificador y desinfectante.
El formato de 10 ml en frasco de vidrio con gotero lo convierte en un concentrado versátil y práctico, ideal para difusores, masajes revitalizantes (siempre diluido), baños energizantes o brumas protectoras.
Dentro del Cofre de las Sirenas Sanadoras, la picea es un soplo de aire puro que limpia y fortalece: unas gotas bastan para transformar cualquier espacio en un refugio de claridad, frescura y protección natural.
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