Pasar de los 50 puede ser traumático, pero aguantas el tirón

Pasar de los 65 y enterarte de que tienes que seguir trabajando es jodido.

Tal cual.

Resulta que tenemos un sistema de mierda que se inventa cada día nuevos requisitos para hacerte la vida imposible. 

Un sistema que tiene muy poca memoria y que, al parecer, no recuerda que mucha gente que, incluso, empezó a trabajar nada más salir del colegio, trabajaba sin contrato, porque así era la España de entonces.

Y, cuando llegas a los 65, pensando que te vas a jubilar, los funcionarios te miran mal porque no has cotizado lo suficiente, aunque lleves trabajando casi toda tu vida.

Y todos los rollos esos de pensiones contributivas y no contributivas y otras zarandajas que ni ellos las entienden solo tienen un resultado: que tienes que seguir currando para sobrevivir. Y eso no sería malo del todo si hubiera alguna empresa que contratara a la gente como nosotros.

Pero, la cruda realidad es que, o has hecho oposiciones y eres funcionario (y aun así…) o, para el mercado laboral, después de los 50, estás muerto y enterrado. Y no te digo ya después de los 65…

La verdad, es que, igual, que no estoy segura, me gustaría estar jubilada y dar paseítos por la playa o sentarme en una terraza a beber una birra mientras veo a la gente pasar. O igual no…

Pero, el caso, es que no tengo esa opción.

Así que, después del ostión en toda la cara, de que ni jubilación ni nada de nada. Después del cabreo, no porque tuviera que seguir trabajando, sino porque no tenía el derecho a seguir porque me apeteciera sino por obligación, me enfrenté a un hecho real como la vida misma.

Ante mí, se abrían 3 posibilidades:

La primera (cosa que hice, claro está) es maldecir al puto sistema.

Esa creo que nadie somos capaces de saltárnosla, hay que soltar la bilis y el cabreo o se atasca y produce enfermedades.

La segunda interesarme por si daban “ayudas” de papa estado, lo cual vi que estaba bastante complicado y que dio lugar a que me picara la curiosidad por la verdad y las mentiras de esa cuestión e investigara para poder contártelo.

La tercera, empezar de nuevo. Ya que tenía que seguir trabajando, plantearme si quería seguir en lo mismo o cambiar. Era todo un reto, pero, al mismo tiempo, una nueva oportunidad.

Finalmente, me decidí por la tercera y me formé más y mejor en otros conocimientos que ya había adquirido a lo largo de los años para uso personal. Y, así, empezar de nuevo. Te aseguro que es todo un chute de adrenalina.

Y, así ha sido como, ésta, mi web de toda la vida, es ahora un sitio dedicado a tí que estás en el mismo punto y dudas qué hacer.

Te voy a explicar las tres cosas en el Blog:

  1. Toda la parte de investigación, la verdad, sobre las supuestas ayudas, por si te resulta más cómodo (que no más fácil) intentarlo. Aunque no te lo recomiendo.
  2. Las opciones que tienes para hacer lo mismo que yo. Unas mejores que otras.
  3. Por último, lo que te recomiendo, échale un par de narices, móntatelo por tu cuenta y vive como te dé la real gana.

En esta última opción te brindaré mis servicios para mostrarte el camino que yo he andado pasito a pasito.

Te lo voy a dar masticadito para que, vengas del sector que vengas, puedas volver a empezar. Solo en este último caso, te redirigiré a otro sitio.

Pero, piénsalo bien, no es necesario ser valiente, pero es necesario, estar decidido y ser constante.

No tienes 20 años asúmelo. O lo haces o no lo haces, pero tiempo para andar jugando y probando ya no tienes.

¡Ale! reflexiona y cuando tengas decidido que quieres mis servicios contacta conmigo.

Te ruego que te abstengas de curiosear que yo tampoco tengo 20 años y no me sobra el tiempo.

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