El aceite esencial de incienso puro (Boswellia carterii) se obtiene por destilación al vapor de su resina, originaria de los áridos paisajes de Somalia y el Medio Oriente. Conocido desde la antigüedad como olibanum, su aroma profundo, balsámico y ligeramente cítrico ha sido símbolo de lo divino, lo sagrado y la conexión con lo eterno.
Su fragancia se ha utilizado durante milenios en templos y rituales, evocando recogimiento y protección. En aromaterapia es uno de los aceites más apreciados por sus propiedades calmantes, meditativas y regeneradoras: ayuda a aquietar la mente, aliviar la ansiedad y favorecer la introspección. También es un aliado en la cosmética natural, pues se emplea para tonificar la piel, suavizar líneas de expresión y apoyar la regeneración cutánea.
Espiritualmente, el incienso puro es considerado un puente hacia lo divino. Su humo y su esencia han sido usados desde el Antiguo Egipto para honrar a los dioses, purificar espacios y desterrar energías densas. En la actualidad, sigue siendo uno de los aceites predilectos en prácticas de meditación y rituales de protección.
El formato de 10 ml en frasco de vidrio con gotero lo convierte en un elixir concentrado y portátil, perfecto para difusores, ungüentos meditativos, baños de serenidad o pequeños rituales de recogimiento interior.
Dentro del Cofre de las Sirenas Sanadoras, el incienso puro es la llama invisible que une lo humano con lo divino: unas gotas bastan para transformar el espacio en un santuario de calma y claridad espiritual.
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