La Pirámide de Orgonita Flor de la Vida de los Siete Chakras es una joya de geometría y energía viva. En su interior palpita el equilibrio perfecto entre los elementos: la resina transparente que simboliza el éter, el metal que conduce la energía, y las gemas que resuenan con los siete centros sagrados del cuerpo.
El símbolo de la Flor de la Vida corona la pirámide como una red de luz que conecta todas las formas de existencia. Sus círculos entrelazados representan la creación continua, el flujo eterno del alma y la armonía universal. Desde su cúspide, la pirámide irradia una vibración expansiva que limpia, recarga y alinea el campo energético del espacio y de quien la contempla.
Cada una de las gemas de los siete chakras sostiene un color, una frecuencia y una virtud:
– Jaspe rojo, la raíz que ancla y da estabilidad.
– Cornalina, la chispa creativa y sensual.
– Citrino, el sol interior que irradia confianza.
– Aventurina verde, el amor que sana.
– Lapislázuli, la voz clara que expresa verdad.
– Amatista, la mente despierta y purificada.
– Cuarzo blanco, la corona que abre la conexión divina.
La unión de todas crea un arco iris energético que atraviesa el cuerpo desde la base hasta el cielo, restaurando el flujo natural de la energía vital. La presencia del símbolo sagrado amplifica esta alineación, haciendo que la pirámide actúe como una antena de luz y equilibrio en cualquier lugar donde se coloque.
Ideal para el altar, la meditación, la práctica de yoga o simplemente para llenar el hogar de serenidad, esta pirámide es una herramienta viva que recuerda que la armonía no se busca fuera, sino que se despierta dentro. Cada pieza es única, con matices de color y destellos distintos, como si cada una respirara su propio mantra silencioso:
“Soy luz, soy energía, soy totalidad.”

















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