El Reino Sumergido

Criaturas abisales y otros habitantes del océano profundo

Hay un lugar bajo las olas donde la luz no llega,
donde el silencio no es vacío,
sino lenguaje.

Allí, en la penumbra salada del mundo,
habitan formas que desafían la lógica y la belleza.
Criaturas translúcidas, tentáculos que danzan en la oscuridad,
ojos que han aprendido a ver sin ver,
y corazones que laten al ritmo de las mareas invisibles.

Pero no están solas.
Porque también viven allí los suspiros antiguos del planeta,
las cicatrices del fuego que fue agua,
los cristales que nacieron de la presión milenaria,
y los santuarios ocultos donde el océano guarda su secreto más profundo:
la memoria.

Este es el Reino Sumergido.
Un santuario para los que nunca han sido vistos,
para los que no necesitan nombres,
pero que también son alma.
Alma salada. Alma marina. Alma abisal.

Aquí nos asomamos con respeto y asombro,
no para clasificar,
sino para recordar que todo lo que vive,
hasta lo más extraño y oculto,
forma parte de nuestro linaje oceánico.

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