De ríos, fórmulas y espíritu nacional… a la era del “me lo dijo TikTok”

📚 En mis tiempos de colegio —que no fueron en la Edad Media, aunque a más de uno le parezca— aprendíamos de todo. Lo mismo te sabías los ríos de África que resolvías ecuaciones o te empapabas de la Historia Universal (aunque fuera la oficial, la que escriben siempre los vencedores, como dijo Napoleón). Incluso teníamos una asignatura que se llamaba “Formación del Espíritu Nacional”. ¿Manipulada? Sí. ¿Tendenciosa? Seguramente. Pero, al fin y al cabo, era educación.

A los profesores no se les faltaba al respeto, y a los padres menos. Que para eso existía la zapatilla voladora y el “te vas a enterar cuando llegue tu padre”. Pero ese tema lo dejo para otro artículo…

Hoy las cosas son distintas. En muchos colegios ya no se enseña cultura general, sino cultura de comunidad autónoma: lo justo y recortado, a veces rayando el adoctrinamiento regionalista. Y lo demás se despacha rápido, que no se nos vaya a cansar la criatura. Matemáticas, lo mínimo para no confundir el cambio de la compra. Historia, recortada según convenga. Filosofía, casi un fósil. Y política… bueno, ahora la política se la tragan ellos directamente de Twitter, sin pasar por el aula.

Claro que ahora sí enseñan a manejar móviles y ordenadores. Y no está mal: ahí dentro está todo el conocimiento del mundo. El problema es que nadie les enseña a diferenciar conocimiento de bulo. Resultado: se creen todo lo que ven en una pantalla, como si cada viral fuera palabra divina. El dogma papal de la era moderna lo dicta el algoritmo.

He visto generaciones enteras incapaces de distinguir la verdad de la mentira. Jóvenes que no saben expresarse con claridad, que carecen de criterio propio porque jamás tuvieron base cultural sobre la que apoyarlo. Para pensar por ti mismo necesitas ladrillos de conocimiento, y en lugar de dárselos, les hemos puesto plastilina de colores.

Y ojo a la anécdota real: hace casi quince años, un director de colegio me confesó con amargura que había recibido órdenes “de arriba”. Si un alumno no aprende nada, no tiene capacidad, pero es dócil y no molesta, pasa de curso aunque lo suspenda todo. Si otro alumno es brillante, rápido, curioso… pero un gamberrete inquieto que interrumpe por aburrimiento, se suspende. Resultado: premiamos la docilidad aunque sea inútil y castigamos la inteligencia que incomoda. Y luego nos extraña que tengamos una sociedad cada vez más gris.

¿El pretexto? Que no haya discriminación, que todos sean iguales. Y lo son: igualmente analfabetos funcionales. Porque ahora que la escolarización es obligatoria y gratuita, resulta que hay más incultura que nunca.

No digo que todo esté perdido. Pero es evidente que estamos fabricando, a conciencia, generaciones dóciles, sin criterio, fáciles de manejar. Y la ironía máxima es que todo esto se disfraza de progreso educativo. Antes se temía al estudiante que leía demasiado y cuestionaba. Ahora se le aplaude si se calla, se porta bien y mira el móvil en silencio.

El resultado: masa dócil. Y no por casualidad. Porque a una sociedad inculta se la gobierna con memes y trending topics. No hacen falta ni tanques ni censura, basta con quitarle el criterio.

Así que aquí estamos. Entre los que memorizábamos ríos y ecuaciones y los que memorizan bailes virales, la diferencia es abismal. Lo malo es que con los ríos uno podía perderse en un mapa y aún así orientarse. Con los bailes, lo único que se pierde es el pensamiento propio.

Y mientras tanto, los que mandan sonríen satisfechos: tienen exactamente lo que buscaban. Una sociedad entretenida, obediente y convencida de que sabe… cuando en realidad solo repite lo que otro publicó antes.

Scroll al inicio
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para fines de afiliación y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.
Privacidad