Aquí no hay palabras.
Solo el murmullo ancestral del agua acariciando la piedra,
el canto suave de la espuma que sabe de silencios,
y la respiración profunda del mundo, que nunca dejó de latir.
Te doy la bienvenida a este santuario sonoro
donde las olas susurran lo que la mente no alcanza,
donde cada eco es una memoria salada,
y cada brisa lleva mensajes del alma antigua del mar.
Aquí puedes cerrar los ojos.
Y volver.
Volver a ti, al pulso de lo verdadero,
al lugar donde el tiempo se disuelve en gotas y vibraciones.
Escucha el Océano.
Él también te está escuchando a ti.