La Bahía de la Maga Nymywe

Escuela Iniciática de Saberes Antiguos
No sabría decirte cuándo comenzó exactamente esta Escuela.
Quizá comenzó en otro tiempo.
O quizá siempre estuvo latiendo en algún rincón de mi alma, esperando que las aguas se aquietaran lo suficiente como para reflejar en su superficie la verdad profunda.
La misma verdad que habita en los susurros del bosque, en los cantos del fuego, en las olas que vienen del Otro Lado.
Porque esta Escuela no nace de un edificio ni de una matrícula,
sino de una vocación ancestral de transmitir lo invisible a quien pueda y quiera verlo.
Al principio, fue casi en la clandestinidad.
Yo sola, acompañando a algunas almas perdidas que llegaban con más preguntas que respuestas.
Transmitía lo que iba descubriendo, disfrazado muchas veces de reiki, astrología, tarot o cualquier otra palabra “aceptable” para que no ardiera la hoguera del juicio.
Luego vino un blog.
Era 2007.
Y aquel pequeño templo digital hablaba de celtas, de Merlín, de las aguas encantadas del Lago de Avalón.
La Dama del Lago —esa presencia etérea que me acompaña desde niña— susurraba entre líneas.
No era aún una Escuela…
Era un puerto de paso,
una isla escondida para quienes intuían que había otra forma de mirar el mundo.
Pero con el tiempo, el bosque se fue llenando de ruido.
Las multinacionales del esoterismo alzaron castillos de cartón piedra.
Los buscadores se perdían entre luces de neón.
Y yo tuve que aprender a fragmentar el misterio en pequeñas perlas, más digeribles, más aptas para un mundo hambriento de rapidez.
Así nació la Escuela Iniciática de la Dama del Lago.
No para competir.
No para convencer.
Sino para ofrecer, sin ruido ni promesas, un espacio de verdad interior.
Una bahía donde atracar cuando el alma siente que algo más existe.
¿Qué encontrarás en esta Escuela?
Aquí no vendemos fórmulas mágicas, ni soluciones exprés.
Aquí compartimos saberes antiguos, rescatados del polvo de los tiempos, y saberes modernos, nacidos de la ciencia que se atreve a mirar más allá del microscopio.
Aquí se honra el silencio, el símbolo, el ritmo de lo cíclico.
Y se camina con los pies en la tierra,
pero los ojos en las estrellas.
Esta Escuela no afirma ni niega nada.
No es una religión ni una doctrina.
Es un jardín donde las semillas duermen hasta que algo las despierte.
Y ese “algo” eres tú.
Quien llegue hasta aquí debe hacerlo sin miedo,
con la mente abierta y el corazón dispuesto.
No es necesario creer, sino sentir.
Y si algo resuena dentro de ti,
quizá haya llegado el momento de recordar quién eres.
Una advertencia sincera
Si solo crees en lo que puedes ver o tocar,
probablemente este no sea tu lugar.
No porque seas menos, sino porque aún no ha llegado tu momento.
Aquí, los sentidos no bastan.
Aquí, se aprende con la intuición, con la piel erizada, con las señales.
Aquí, el conocimiento se transmite como lo hacían las antiguas:
de alma a alma, de fuego a fuego, de agua a agua.
Una invitación abierta
Hoy la Escuela tiene forma de cursos, talleres, cuadernos y propuestas variadas, adaptadas a los tiempos que corren.
No son el todo, pero sí una puerta de entrada.
Un faro.
Una canción de sirena que quizá, solo quizá, resuene en tu interior.
Y si decides quedarte,
y si decides ir más allá,
aquí estaré.
Yo, Nymywe,
la que cuida del Lago y de sus secretos.
La que recuerda cuando tú olvidaste.
La que sabe que nada ocurre por casualidad.
Bienvenida a la Bahía.
Ya estás dentro.