Soy Rosalía (y no como la cantante, sino al revés, que ella nació después que yo, je je).

Tengo 65 años y, lo que mejor me define es que he estudiado mucho, he vivido mucho y he hecho decenas de cosas diferentes.

Es lo que pasa cuando alguien tiene mucha curiosidad y hambre de aprender.

Y, lo más importante, cuando eso que aprendes te fascina tanto, sientes la necesidad de transmitirlo para que otras personas lo aprovechen.

Estoy satisfecha de poder decir que, a lo largo de mi vida, he podido ayudar a mucha gente.

También es verdad que, al mismo tiempo, he tenido que sufrir el menosprecio de la gente encorsetada que piensa que solo se puede ser bueno en una sola cosa.

Nada más lejos de la realidad.

Tú (ni yo) no eres la misma persona a los 20 años que a los 40 o a los 60.

El mundo cambia y tú cambias con él, que lo quieras o no, porque no te queda más remedio.

A lo mejor no eres consciente, pero lo haces. Es puro instinto de supervivencia.

Y, si eres consciente de esos cambios, tus prioridades van cambiando.

Pasar de ser adolescente a tener pareja o no (a tu elección).

De vivir con tus padres a independizarte y empezar a pagar facturas o no (también es una elección).

A tener hijos o no. Pero, si los tienes, te vuelve la vida del revés y eres responsable de esas personitas (al menos durante unos años).

Eliges una profesión (a menos que seas un rico heredero y puedas vivir de rentas). Y, para que engañarnos, muchas veces te equivocas. Es lo malo de tener que elegir qué estudiar cuando tenemos tan poca experiencia de vida.

En esa tesitura, puedes optar por amargarte la vida en algo que no te gusta por miedo al cambio o liarte la manta a la cabeza y cambiar a lo que, en ese momento, piensas que atrae.

Luego, pueden pasar mil cosas: te divorcias o no, tienes más parejas a lo largo de tu vida (cosa bastante habitual), tus hijos se van de casa, trabajas o te pones un negocio (o varios), etc. etc. etc.

Pero… ¿te estoy contando tu vida o la mía?

Pues, probablemente ambas, porque no me diferencio tanto de ti.

En lo único que me puedo diferenciar es en que yo sí he hecho todas esas cosas, todas y más. Porque, cuando me interesa algo (y me interesan muchas cosas) me lanzo de cabeza como si no hubiera un mañana y se lo cuento y lo comparto con todo el mundo.

Llegados a los 65 años tendría que estar pensando en la jubilación, pero con las normas actuales pues va a ser que no. Como mínimo, me quedan otros dos años y medio, como a algunos de la misma generación.

Y ¿Qué voy a hacer si no me puedo jubilar?

Evidentemente, seguir trabajando. Pero, además de trabajar me quiero divertir.

Así que, aparte de compartirte mis conocimientos adquiridos a lo largo y ancho de este mundo y ayudarte con ellos a lo que necesites, te voy a intentar vender (el que avisa no es traidor) lo mejor de lo que te aconseje, que yo he probado y que seguramente o vas a necesitar o , simplemente, porque quieras darte un capricho.

Pues, ya lo sabes; Si mi blog te parece un cajón de sastre, has acertado. Es porque lo quiero así.

Porque quiero ayudarte a vivir tu vida y porque, además quiero darte mi opinión sobre lo que sé, lo que he experimentado y sobre el mundo en que vivimos. Un mundo que tiene dos caras: una muy negra, en el que parece que todo se va a ir al garete. Pero, también tiene otra muy luminosa, que es la de tener más información que nunca en la historia al alcance de nuestra mano. Y, si liberas tu mente, las oportunidades están ahí.

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