La Soledad

A menudo personas que son absolutamente desgraciadas en sus relaciones de pareja me dicen que están con su marido o su mujer o su compañero o compañera para no estar solos/as.

Muchas veces, en cualquier entorno, escucho la típica frase “es que la soledad es muy mala”.

Y, me excuso, yo alucino.

¿En serio la gente le tiene tanto miedo a la soledad que es capaz de soportar todo tipo de torturas para no estar solo/a?

Intento con estás líneas romper una lanza en favor de la soledad y en contra de la compañía tóxica.

La soledad no significa estar sólo/a físicamente, sino estar sólo/a psíquicamente.

Ahí es donde está el quid de la cuestión.

Todo el mundo es consciente de que se puede estar perdidamente sólo/a en medio de una multitud. Por lo tanto, la soledad no es un estado sino una emoción. Es la sensación de que no se tiene apoyo, de que, si estás en una situación de necesidad, no habrá nadie a tu lado para ayudarte, es el pensar que si quieres contarle algo a alguien o compartir algo que te pasa o simplemente como te sientes, no habrá nadie para escucharlo.

Y eso, amigos/as, es solo miedo.

Confundimos el miedo a no tener a nadie con quien compartir lo bueno y lo malo de nuestra vida con la soledad.

Pero, a quienes sienten ese miedo y piensan que lo pueden combatir estando con alguien, a quien no aman, solo por tener la posibilidad de que, si hay una ocasión en que lo necesiten, van a tener a alguien al lado, les pido que contesten a estas preguntas.

¿Quién no se ha encontrado alguna vez en alguna de estas situaciones o dicho alguna de estas frases?
  • Mi marido (o mi mujer) nunca está cuando lo necesito
  • Me paso la vida haciendo cosas en la casa por los demás y nadie lo aprecia.
  • Me paso horas cocinando y tengo que tirar la mayor parte porque mi pareja ni viene a comer ni avisa de que no va a venir.
  • Tengo que ir al médico solo/a porque nunca puedo contar con que me acompañe.
  • El o ella sale con sus amigos/as mientras yo me quedo en casa porque alguien tiene que cuidar de los niños
  • Siempre vamos de vacaciones a donde él/ella dice, nunca vamos a donde yo deseo.
  • El o ella es el dueño del mando de la tele y no lo suelta, solo se ve lo que quiere él/ella.
Podría seguir con un montón de ejemplos y la lista sería interminable. Pero, para muestra, vale con un botón.

 

Yo no digo que las parejas tengan que estar pegadas todo el día. Pero, compartir un mínimo de cosas importantes es algo que es de absoluta prioridad en la pareja, porque es el indicativo de que el otro/a te importa.

Ir al médico por un resfriado todo el mundo lo puede hacer solo, pero que alguien tenga que ir solo/a a hacerse una biopsia, porque él o ella no lo considera suficientemente importante como para acompañarle. O, peor, porque tú no te has atrevido a molestarle para eso, es mucho peor que es vivir en soledad.

No incluyo situaciones en que la causa es justificada, que todo el mundo somos conscientes de que hay veces que no se puede. Pero sé que muchos/as os veréis reflejados/as en estas situaciones.

Y ya os pongo el ejemplo peor de todos.

Conozco parejas que, después de no verse en todo el día, por trabajo o lo que sea, están sentados en el sofá, después de la cena, cada uno con su móvil, liados con sus redes sociales o chateando con otras personas.

Lo dicho, se puede estar solo/a estando acompañado/a.

 

Y, por romper una lanza en favor de la soledad elegida, os diré que, es una opción y no una catástrofe.

  • Cuando uno no tiene que darle explicaciones a nadie puedes hacer lo que quieras.
  • Cuando quieras y como lo quieras.
  • Y, lo más importante, cuando haces algo con otra persona, lo haces porque quieres y, por lo tanto, lo haces a fondo.

Cuando alguien está solo tiene las mismas opciones de solucionar sus problemas que cuando está con otra persona. Y me explico:

Si estando en pareja, has tenido que recurrir a un taxi para ir al hospital porque no has podido contar con él o con ella porque ni siquiera se les ha ocurrido que fuera importante, también puedes recurrir a la misma solución en solitario.

Si para salir tienes que quedar con amigos/as, puedes hacerlo en solitario.

Podría seguir rebatiendo cada una de las situaciones, pero lo podéis haces vosotros/as mismos/as.

Y, para terminar, francamente, para estar pegado/a a tu teléfono con las redes sociales, tanto te da tener pareja o no.

 

En fin, amigos/as que a la pareja hay que darle importancia.

Elegir a la persona por amor. O, por conveniencia por ambas partes si así lo habéis convenido ambos/as. Pero, estar soportando a alguien a quien no amas con el único fin de tener a alguien al lado es mucho peor que estar solo/a.

Porque, créeme, el día que de verdad lo necesites no estará y tu frustración será superlativa.

El ser humano está concebido para estar en pareja, pero no con cualquier pareja ni a cualquier precio.

Si estás con alguien únicamente por ese motivo, sé valiente, valórate y ti mismo/a y elige estar con quien más te ama, que eres tú mismo/a.

Pero si prefieres amar y ser amado/a aprende a hacerlo

Rosalia

Psicóloga Gestalt, Hipnóloga y Coach de pareja. 40 años ayudando a personas a encontrar su pareja ideal y como llevar su relación hacia una estabilidad duradera.

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